La pirámide de equipos de alto rendimiento (o sus siglas en inglés EAR) es un modelo que ilustra los pasos a seguir para conseguir un grupo de personas que trabajen como un equipo productivo. Se empieza desde abajo y no se sube al siguiente nivel hasta que se encuentra completamente desarrollado el anterior.
Las diferentes alturas representan:
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Respeto: Es la base de cualquier relación. No puedes interactuar con otra persona, sea cual sea tu posición (subordinado, jefe, aprendiz, maestro o igual), si no hay un respecto mutuo en el trato y las funciones. En el caso de empezar a desgastarse, la tolerancia se pierde hasta alcanzar un punto muy peligroso de no retorno.
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Confianza: Es el motor principal de la productividad y el trabajo de calidad. Es muy importante no sentir miedo, confiar plenamente en tus compañeros. Un equipo eficaz puede trabajar con rapidez, volviéndose una cadena de montaje fiable donde se puede delegar tareas sin preocupaciones. Y de forma indirecta surge la creatividad, sin el pánico del castigo o burla, es más fácil expresas ideas. Por otro lado, transmitir seguridad es esencial. No significa que debas golpear la mesa con el puño cerrado prometiendo alcanzar metas. Si no ser transparente y que otros perciban tus debilidades, equivocaciones, límites como humano, hace que otros quieran confiar en ti. Después de todo, ¿quién te da más confianza: una persona que hace hincapié en que nunca comete errores o en otra que sabe reconocer sus errores? No obstante, no podemos llegar al segundo nivel de la pirámide sin antes conseguir el respecto entre todos los componentes del equipo.
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Comunicación: Con respecto y confianza surge espontáneamente la buena comunicación. Podemos tratar temas con una gran complejidad, que debe ser resueltos de forma coordinada. Asuntos que competen a diferentes especialistas, u otros que son vergonzosos o necesitan una delicadeza especial. Compartir ideas sin miedos es lo que ha hecho avanzar a la humanidad, y todo ello sin usar emails o chats empresariales sincronizados con todos los dispositivos. La clave no es el medio, sino el mensaje.
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Compromiso y responsabilidad: El siguiente paso es asegurarse que todos los componentes del equipo sean responsables, tanto en su trabajo como los objetivos comunes. En otras palabras, que el equipo sea eficaz de gestionarse horizontal. Carece de sentido asignar un líder cuando cada uno sabe que debe hacer y en que tiempos debe entregarlo, se prescinde de un rol del vigilante. Cada camarada se comprometen a cumplir unas labores con unas prioridades, respondiendo ante el equipo cuando comete errores y con libertad de organización. Al final el equipo funcionará por cuenta propia.
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Resultados: Debe estar claro cuáles son los objetivos que debe alcanzar el equipo, no los logros individuales. Trabajar en equipo consiste en aglutinar a diferentes especialidades para alcanzar metas comunes, por ello mismo estamos en un proyecto colaborativo. Debe estar claro, por todos, cuál es el resultado final. Siempre será cuantificable, podrá medirse. Pero no podemos llegar a esta capa sin conseguir un compromiso y responsabilidad por parte de todos los integrantes del equipo.
Con la pirámide buscamos corregir malas conductas, reforzando las positivas para potenciar la profesionalidad. En el proceso ganan todos, desde las personas que forman al equipo, como los resultados o la propia empresa. Pero además mejoraremos el ambiente laboral, haciendo un equipo más creativo, productivo y feliz.
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