El amor hacia el texto plano es natural e inevitable entre los técnicos de redes, administradores de sistemas o desarrolladores de software. Es la base de cualquier configuración mínima o soporte para escribir código. Pero además sus posibilidades han sido refinadas con formatos, a través de Markdown o Org, expandiendo sus funcionalidades para cumplir cualquier requerimiento que se te pueda pasar por la cabeza (agenda, hoja de cálculo, tareas, sistema de notas…). Además de gozar de una buena salud, sorprende los ríos de bits resaltando todas sus bondades, superpoderes y posibilidades.
Entonces, ¿a que viene este artículo? Quiero enseñar la parte fea de usar texto plano, una crítica técnica y rigurosa de aquellas partes que lo limitan. Si somos conocedores de sus partes buenas, también deberíamos asumir las malas.
¡Alerta a los usuarios de Emacs! Soy conciente que todos los puntos que vais a leer están solucionados con Org. La visión que voy a exponer es generalista.
1. No contiene formato
Ni negritas, cursivas, enlaces, alineaciones, tamaños de letras… ¿Puedes usar Markdown? Por supuesto, pero sigues necesitando apoyarte en un software que compile el fichero a otro formato o en una ventana de previsualización. Por otro lado los hipervínculos quedan expuestos dando una apariencia terrible cuando son muy largos, siendo también incómodos de utilizar ya que debes copiar y abrirlos en un navegador.
Ello provoca que sea más duro de leer, complejo de resumir a un golpe de vista y posiblemente con más saltos de línea para hacerlo más digerible.
2. No tienes contenido multimedia
Ni imágenes, ni vídeos ni audios. La única posibilidad es incluir enlaces, haciendo que sea incómodos de incluir y utilizar.
3. Monousuario
Un fichero en texto plano solo puede ser manipulado por un único usuario ya que es bloqueado mientras se edita por el sistema operativo. Un problema conocido en otros softwares donde apuestan por incluir toda la información en solo lugar, como SQLite (cuya toda base de datos esta en un único fichero).
4. No son seguros
A no ser que encriptes a continuación de cada edición y desencriptes en cada lectura, todo el contenido que redactes estará expuesto a que cualquier software o personas. En caso de buscar limitar su acceso con una contraseña, deberás recurrir a soluciones externas.
Por otro lado no es una buena manera de guardar contraseñas o datos sensibles. Y tal vez cualquier elemento que tenga relación con tu vida privada, clientes, accesos, contactos…
5. Solo es accesible desde un dispositivo
El único lugar para acceder y editar es desde el propio sistema operativo donde se almacena. No hay manera de poder leerlo con un smartphone para más adelante revisarlo en el laptop. A no ser, como realiza la gran mayoría de los usuarios, es guardarlo en una nube al estilo Dropbox. Pero aquí pasamos al punto anterior: el proveedor puede leer todo el contenido porque no es seguro.
6. Los saltos de línea y codificaciones varían entre sistemas operativos
Si trabajas en equipo o mueves archivos entre diferentes sistemas operativos, lo habrás sufrido en algún momento: algún símbolo extraño al final de las líneas, los acentos no se interpretan correctamente o ciertas letras parecen corruptas. Son problemas que no deberías encontrarte si te mantienes en el mismo sistema.
Conclusiones finales
El texto plano no es la solución para todas las situaciones ni es el maná del informático. Es práctico, gratis, sencillo y accesible. ¿Puedes escribir un blog? ¿Un libro? Por supuesto, pero tendrás que asumir las consecuencias derivadas cuyos problemas no están presentes, por ejemplo, en un .doc u otros formatos (incluir imágenes, revisiones, comentarios, plantillas…). Busca el equilibrio en la tecnología, no permitas que fanatismo guié tus pasos.
PD: Artículo escrito en Markdown ❤️.
{{ comments.length }} comentarios